Por: Ivan Nieva Maldonado

 

La antesala de los últimos procesos electorales en México se ha caracterizado por un anticipado periodo de precampañas por parte de los diferentes personajes políticos que aspiran a contender por algún cargo de elección popular, esto independientemente de los tiempos que cada partido establece para iniciar sus procesos internos de selección de aspirantes.

 

El objetivo de llevar a cabo esta estrategia anticipada, normalmente responde al interés de los aspirantes de lograr el mayor posicionamiento posible en el electorado previo al inicio de la contienda oficial. Las próximas elecciones en México se llevarán a cabo el día 6 de junio del 2021, es decir, en aproximadamente 10 meses y un par de semanas y estarán en disputa un total de 3,200 cargos de elección popular, en el hipotético caso de que por cada cargo compitan 3 o 4 candidatos de diferentes partidos políticos o alianzas estamos hablando de que, en el escenario electoral en todo el país, participarán mínimo 10 mil candidatos.

 

Evidentemente el tema de la crisis sanitaria provocada por el ya famoso y multi mencionado COVID-19 ha venido a alterar la dinámica de todas las actividades sociales de manera drástica, principalmente en el ámbito de la salud y en el económico (afectando a amplios sectores de la sociedad). La esfera política (fundamentalmente en los aspectos de gobierno) por supuesto que también ha sido afectada por esta crisis mundial y en el ámbito electoral la suerte ha sido exactamente la misma en una gran cantidad de países que este año celebraban diferentes procesos electorales.

 

Ante este complejo escenario, la lógica electoral indicaría que actualmente las campañas políticas en México deberían estar experimentando un proceso de reconversión (guiado o liderado por los famosos y cotizados “estrategas de campaña”) en donde los esfuerzos político-electorales deberán alcanzarse renunciando al típico esquema de campaña de masas al que durante muchos procesos electorales hemos estado acostumbrados.

Y es aquí donde nos encontramos con una curiosa tipología de candidatos:

 

1. Candidatos con trabajo muy improvisado y poco profesional.

En el mundo político este tipo de candidatos representa una cantidad importante del gremio, generalmente consideran que ellos y su equipo cercano de trabajo (amigos o familiares) se las pueden de todas, todas y cualquier colaborador o asesor externo siempre será visto como una amenaza constante a sus intereses. En pocas palabras, ellos son los expertos en la materia y nadie más.

 

2. Candidatos que pretenden hacer maravillas un par de meses antes de que inicien formalmente las precampañas.

Representan un tipo de candidato con poca o escasa visión de la vida política en México. Son candidatos que activan su vida electoral un par de meses antes de las precampañas por dos motivos fundamentales: el primero, es que no cuentan con los recursos suficientes para enfrentar una precampaña electoral y todo lo que implica o el segundo motivo, es porque piensan que su capital político y su posicionamiento es lo suficientemente alto para que con eso les alcancé para enfrentar “sentados” a sus adversarios políticos.

 

3. Candidatos que utilizan las encuestas como medio propagandístico y no como instrumento de diagnóstico.

Representan al grupo de candidatos que firmemente creen que los estudios demoscópicos tienen como principal objetivo influir en las preferencias y la percepción del electorado y recurren constantemente a ciertos medios de comunicación para difundir que ellos y nadie más son los amos absolutos de las preferencias electorales en el municipio, distrito o estado en cuestión. El problema es que cuando el estudio demoscópico (encuesta) refleja que el candidato no es bien visto por los electores, entonces la encuesta no sirve absolutamente para nada y es almacenada en el cajón de asuntos sin importancia. Por cierto, los columnistas, adoran a este tipo de candidatos.

 

4. Candidatos que apuestan todo su capital económico al medio digital o la revista política de moda o con más seguidores en redes sociales.

Representan a un tipo de candidato ajeno a la realidad que viven miles o millones de electores en México y que consideran que el promedio de ciudadanos mexicanos tiene un interés genuino por informarse de manera sistemática y cotidiana sobre la vida política de su entorno o ingenuamente creen que la mayoría de los mexicanos son insaciables lectores de revistas políticas o de liderazgo económico o social. Desgraciadamente, para estos candidatos, la mayoría de los mexicanos hoy más que nunca está pensando en como sobrevivir en el día a día ante la terrible crisis económica por la que estamos atravesando.

 

5. Candidatos que quieren depositar completamente sus esperanzas de triunfo en las benditas o malditas redes sociales, pero sobre todo en su Fan Page o historias de Instagram.

El fenómeno de la contingencia sanitaria (ante la imposibilidad de realizar eventos multitudinarios) y el boom de las redes sociales (Facebook principalmente) ha provocado que otro grupo importante de candidatos deposite sus esperanzas en las benditas o malditas redes sociales. Cada día es más común observar contenido digital en donde el personaje político es captado (de manera bastante artificial) entregando despensas (claro, con su cubrebocas bien puesto), saliendo en reportajes televisivos resaltando su labor durante la contingencia sanitaria, montando a caballo, comprando sus verduras, escribiendo su columna semanal, haciendo ejercicio, realizando trivias, compartiendo fechas emblemáticas, subiendo fotos tradicionales del municipio en cuestión, mostrando sus sesiones de zoom, promocionando su fundación, invitando a visitar de manera digital museos en el mundo, revisando su Spotify, cocinando ricas pastas y pizzas, probando chiles en nogada y hasta boxeando o haciendo “duros” recorridos en bicicleta. ¿En serio los ciudadanos comunes y corrientes podemos llevar a cabo todas estas actividades?

 

No lo digo yo, los últimos estudios cualitativos y cuantitativos que hemos realizado en el BEAP, demuestran de manera contundente que el tema de la investigación social es fundamental para obtener mejores resultados político-electorales y para darnos cuenta que las emociones, sentimientos y pensamientos que rondan la mente de los electores dista mucho de los que los candidatos pretenden reflejar en sus estrategias de comunicación. Si no eres un candidato o un político que cubra los requisitos de la tipología explicada, felicidades, tienes muchas probabilidades de llevar a cabo un trabajo bastante decoroso y productivo de cara a las próximas elecciones, de lo contrario, sin pretender ser ave de mal agüero, si crees que formas parte de algún aspecto de la tipología de candidatos presentada, tendrás bastantes problemas en los meses venideros, pero,  si cubres las 5 tipologías mencionadas, prepárate; porque la derrota electoral está más que asegurada. Por estas razones te pregunto: TÚ ¿QUÉ TIPO DE CANDIDATO ERES?

 

 

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